Santolea

 Un pueblo que se resiste a ser

olvidado

El día 16 de Abril de 2011, se llevo a cabo el primer encuentro de “Amigos de Santolea”, por iniciativa de la recientemente creada asociación,”Santolea Viva”.

Por todos es conocida la dispersión de sus vecinos como consecuencia de la construcción del pantano de su mismo nombre.

Este día ha servido para recordar y nos hemos reunido antiguos habitantes, descendientes de los mismos y amigos en general.

La procedencia de ellos ha sido de lo más variado, Castellote, Alcañiz, Puig Moreno, Valmuel, Francia, Barcelona, Hospitalet, Corbera, Aguaviva, Zaragoza, pero a todos nos unía el mismo sentimiento, recordar aquella fecha tan señalada y entrañable para nosotros, 16 de Abril fiesta de Santa Engracia.

Después de comentarlo entre algunos de los antiguos descendientes de Santolea, pensamos que este año reunía las condiciones idóneas para este acontecimiento, al coincidir esta fecha en Sabado, y de esta forma fuimos madurando la idea y trasmitiéndolo de unos a otros, aunque seguramente la información no llegó a todos los que les hubiera podido interesar.

Y este fue el lugar elegido para nuestro encuentro. Nos juntamos cuatro generaciones, con un total de 64 comensales, algunos se ven habitualmente, otros hacía muchos años que no se veían, otros ni se conocían, pero lo importante fue el juntarnos en una comida, recordando nuestros orígenes y comentando momentos vividos.

Terminada la comida, decidimos hacer una visita a dos puntos concretos, la presa nueva del Pantano en el Puente de Santolea, para más tarde trasladarse a los restos del antiguo pueblo, del que todos guardábamos muchos recuerdos.

Algunos ya habian hecho la visita por la mañana, pero la mayoría fuimos por la tarde, recreandonos en nuestros recuerdos.

La visita a la presa del Puente de Santolea, recientemente acabada, fue uno de nuestros objetivos.En nuestro recuerdo quedan aquellas imágenes del antiguo puente, por el que tantas veces pasamos y que fue necesio derribar para construir la presa. Vistas y recuerdos que sólo están en nuestra memoria, lo mismo que el paisaje que lo rodeaba. El Camino del Pente, la famosa piedra del Puente, tan comentada por nosotros, la cequia de los Valejos. Todo esta en nuestro recuerdos y aunque nos resistimos a aceptar que todo aquello ya no existe, la realidad hoy es otra.

La siguiente parada será el Calvario.

Aquí queda un testimonio de lo que fue la ermita de Santa Engracia, situado en la parte más alta del Calvario. El abandono del pueblo de sus habitantes y los amigos de lo ajeno que no han respetado nada, ha llevado a la ermita y demás capillas al estado en que las encontramos hoy. La imagen está guardada en el museo Parroquial de Castellote. Una breve parada en la ermita de nuestra Patrona, hace volar nuestros recuerdos a tiempos pasados, nuestros vecinos, nuestros amigos y todas aquellas personas que un día nos acompañaron a celebrar esta fecha tan señalada. A todos lo recordamos con cariño. Pero hay que despertar a la realidad y hoy lo único que nos queda, es la ilusión de podernos juntar para compartir recuerdos.

Seguiremos hacia el Pueblo para hacer  un recorrido comentado 

puesto que muchos de nuestros acompañantes, no son capaces de orientarse y descifrar entre aquel montón de escombros, donde vivieron sus antepasados.

Visitaremos el edificio de la Obra Nueva, propiedad que fue de los Torreros y donde estuvo algún tiempo la tienda del Ronzano, las escuelas donde algunos fuimos para aprender las primeras letras y visita donde estuvo la iglesia.

Los visitantes fueron recorriendo todos los rincones intentando encontrar entre aquellas ruinas, recuerdos vividos.

María, un miembro de la cuarta generación, permanece alegre y ajena a lo que se esta viviendo, su abuelo también nació en este pueblo y algún día podremos contarle muchas cosas.

Esta fotografía tomada en la plaza contrasta con la otra hecha en las fiestas de San Antón del año 1936.

Las antiguas eras sirvieron para aparcar los vehículos de los visitantes.

Una vista desde la calle del Campo nos permite ver como fue aquella zona y al fondo la iglesia.

Y un último recuerdo para el cementerio, donde tantos antepasados nuestros, quedaron allí. Un pequeño ramo de flores, como testimonio de que no están olvidados.

Ha sido un día muy emotivo, muchos han vuelto a verse después de muchos años, otros que no se conocían, pero lo que interesa, es que todos han vivido un día inolvidable que piensan repetir.