Nota informativa sobre las indemnizaciones por perjuicios causados al pueblo de Santolea con la construcción del Pantano de este nombre.

 

Con motivo de la construcción del Pantano, se expropió toda la huerta del pueblo de Santolea y algunos edificios de la parte baja del mismo. Entre estos edificios están los ocupados por instalaciones muy modestas; pero tan necesarias para el pueblo, como el molino de harinas, el de aceite y la central que suministra energía para el alumbrado del pueblo.

Ante la situación en que ya se veía iba a quedar el pueblo, el Ingeniero Director del Pantano y la Junta de Obras del mismo, propusieron que se estudiase  la forma de expropiar terrenos de secano en Valmuel  (Alcañiz) y de trasladar a los vecinos de Santolea que lo quisieran, a dicha zona de Valmuel , cuya conversión en regadío, se lleva a ejecución, se empezó a estudiar en aquella época (1929). Esta propuesta no fue aceptada por que se entendió que la legislación vigente sobre expropiación forzosa, no autoriza esta clase indemnizaciones y que únicamente cabía el pago según justiprecio de las fincas expropiadas, con el 3% de afección.

No obstante, la Confederación tomo datos de todos los edificios del pueblo e inició un expediente de indemnización por perjuicios indirectos.

La implantación de la República dejo en suspenso este expediente. Y en Noviembre de 1932, el Ministerio ordenó se procediese a cerrar las compuertas y embalsar las aguas, aun si haber pagado las fincas. El embalse se llenó en un mes sin dar tiempo a los vecinos de Santolea para recoger la cosecha de aceituna.

En Enero de 1933 se pagaron las fincas y en Diciembre del mismo año, las valoraciones de las cosechas perdidas al embalsar las aguas, según expediente incoado a tal fin.

Con esto se dio por terminado el asunto por lo que a indemnizaciones en metálico se refiere. Pero no parece fácil que después de transcurridos más de veintidós años pueda justificarse el pago de otras indemnizaciones mientras no se presenten nuevas causas que las motiven.

Como compensación de otro tipo, el pueblo de Santolea, secundado por los de Dos Torres, Cuevas de Cañart y Ladruñán, solicitaron la construcción, de un camino vecinal desde Santolea a empalmar con la carretera que une Las Planas de Castellote con Bordón. Este camino exige construir un puente sobre el embalse, puente que se sacó a subasta, no presentándose ninguna proposición. El camino entre el puente y la carretera Las Planas Bordón, esta construido. Y el ramal entre Santolea y el puente, se estudió pero quedó en suspenso por que había criterios opuestos en el pueblo sobre el lugar (parte alta o parte baja del pueblo) de origen del camino. Y cuando la actual Dirección de la Confederación había encargado se diera preferencia a este estudio, con un camino que se bifurcase en dos ramales para atender a las dos diferentes aspiraciones de los vecinos, se ordenó el estudio de la ampliación del embalse y quedó en suspenso aquel estudio, por que el trazado de aquel camino, si se construyese, ha de fijarse después que se conozca el nivel máximo de las aguas, una vez recrecida la presa.

 De la huerta expropiada a Santolea, hay una pequeña zona que queda por encima del máximo nivel que pueda alcanzar las aguas actualmente. Hay otra zona, más extensa(dentro de la cual se encuentran los molinos y la central eléctrica) que por estar a nivel inferior a la coronación de la presa, pero superior al vertedero de superficie, solamente se inunda cuando estando el embalse lleno, sobreviene una avenida del río. Las veces que ha ocurrido esto, solamente se ha inundado la parte más baja de dicha zona y por pocas horas.

 

Hay por lo tanto terrenos e instalaciones propiedad de la Confederación, cuyo aprovechamiento ofrece gran interés para el pueblo. Por estimarlo así la Confederación toleró desde 1933 que los vecinos de Santolea cultivasen las tierras y explotasen los molinos y central eléctrica. Esta situación se legalizó después de la Guerra mediante contrato de arrendamiento otorgado con las formalidades debidas, en el que quedó a salvo el derecho de la Confederación a ocupar las fincas arrendadas si se acordase instalar alzas móviles en el aliviadero o recrecer la presa. Esta coyuntura puede presentarse ahora.

El deseo de la zona baja del Guadalupe (Castelserás, Alcañiz y Caspe) de ampliar su zona regable; la necesidad de tratar de llevar al máximo el aprovechamiento de las aguas (que no se logra con el actual embalse, por que precisamente para no causar mayores daños al pueblo de Santolea, se le dejo con menor capacidad de la que los recursos del río permiten) y el deseo de crear e Caspe una nueva zona de regadío que compense con amplio exceso la que perdería en el caso de que se construya la proyectada presa de Mequinenza en el Ebro, motivaron que la instancia de aquellos regantes de la zona baja la resolviese el Ministerio ordenando a la Confederación que estudie la ampliación del embalse en el grado que permitan los recursos del río.

Este estudio está muy avanzado. Si cuando se presente al Ministerio es aprobado por éste y, si a consecuencia de él se inundan tierras no expropiadas del pueblo de Santolea, se hará verdaderamente difícil la vida de este pueblo. Pero puede confiarse fundadamente que si tal caso se da, será fácil lograr la concesión de indemnizaciones análogas a las que por iniciativa de esta Confederación concedió el Decreto de 8 de marzo de 1936 a los afectados por el embalse del Ebro en Reinosa y que estableció la norma aplicada por otros decretos a casos análogos motivados por diversos pantanos de la cuenca del Ebro y de otras cuencas.

En resumen: Mientras no varían las circunstancias y condiciones que actualmente y desde hace veintidós años se desarrolla la vida del pueblo de Santolea, parece difícil que obtenga indemnizaciones en efectivo; pero si se acuerda y lleva a ejecución el recrecimiento, puede confiarse, sin duda alguna, que se estudiaran  concederán indemnizaciones justas y generosas.