Convento de San Miguel en Cuevas de Cañart

El Convento Servita de San Miguel, situado en el Bajo Aragón, fue fundado en 1497 en una cueva cercano al pueblo de Ladruñán. Según un documento legitimado con fecha 7 de Agosto de 1497, Fray Juna Lido, Orden de San Miguel, antiguamente Dominicano y nativo de Murviedro intentó hacer prevalecer la Orden de San Miguel en Cuevas de Cañart, con la condición que los frailes nunca darían, venderían, traspasarían o transferirían el convento a otras personas u Órdenes religiosas de modo directo o indirecto.

Los derechos del agua, hierbas, leña, montaña y pasto en los alrededores de convento pertenecían a los frailes y a sus sucesores.

Este pacto se realizó entre Lido y el consejo municipal y el consejo municipal. Los Servitas deberían proporcionar educación constantemente y el monasterio que Lido iba a construir celebraría actos comunes.

Lido, alias Fraga, llego a Florencia con cartas para los frailes de Santísima Anunciata suplicando a la Orden  que erigiera un convento unido al que  estaba bajo la administración de los Servitas en Florencia. El 13 de Noviembre de 1497 Andrea de Perugia Prior General, y el toscano provincial pro pusieron como prior de San Miguel a Fray Juan Lido, un hombre alabado por su virtud. Se le encargo la tarea de devolver la Orden de los Siervos de María a España.

Los Servitas de Ladruñán abandonaron su cueva a causa de una plaga mortal que solo dejo un superviviente. No se conoce la fecha de la plaga. Es posible que este único fraile se marchara a Barcelona o a Sagunto, donde existían otras fundaciones Servitas.

No se supo nada más de esta fundación hasta el principio del siglo diecisiete.

Un auto de fundación del convento de San Miguel realizado en Las Cuevas de Cañart el 7 de Agosto de 1497 y el decreto del Ordinario con fecha 11 de Septiembre de 1617 están entre los documentos referentes a San Miguel en el Archivo Nacional Histórico, en Madrid. Este documento declara que el Arzobispo de Zaragoza, Don González de Mendoza, recibió a Fray Matheo, Orden San Miguel, que le habló de la primera fundación de los Servitas en Cuevas y la facultad de Padre General de su orden para volver allí. El obispo concedió permiso a los Servitas para residir una vez más  en Cuevas de Cañart.

Necesidad de Traslado de la Comunidad

Cuando Fray Alexis Salve, Orden San Miguel, era prior de Cuevas y comisario Provincial en 1716, describió el monasterio de la cueva como un gran escondrijo en la roca. La nieve y la lluvia hicieron que una enorme roca cayera dentro causando mucho daño al coro y al resto del convento provocando el miedo y consternación de los frailes. Éstos fueron al pueblo en busca de refugio en cualquier sitio ya que el daño era irreparable. El 17 de Septiembre de 1717 Fray Matheo López, dio permiso a los frailes para que restauraran su convento.

Y más tarde, en 1720, una nueva roca destrozó el campanario y el suelo hasta la cocina. Entonces se dio permiso a los frailes para que construyeran otro priorato en una antigua fuente (llamada la Fuente Bieja) a las afueras del pueblo de Cuevas de Cañar, donde se había situado un hospital. El pastor acepto su llegada. La ciudad estableció algunas condiciones acerca de esta concesión.

El 29 de Agosto de 1722, los Servitas obtuvieron el permiso real y el consentimiento del consejo real para trasladarse. El Ordinario local también mostró su aprobación. El edificio comenzó con el nombre de hospital  capaz de servir de convento.

El provincial Servita, Fray Gabriel Llort, Orden de San Miguel, supo que si la comunidad, se quedaba en la cueva estarían corriendo un grave riesgo.

Por eso, en un documento del 26 de Abril de 1727 dio permiso al prior y a la comunidad de Cuevas para realizar el traslado. Se establecieron en Cuevas en 1728.

En 1932 la comunidad estaba formada por 26 frailes

Fray Juan Traginer era el prior. Después de más de 30 años ese número se triplicó.

Las Cuevas de Cañart, 15 Agosto 2012

 

Como comentamos en su momento, el día 15 de Agosto de este año 2012, invitados por la Asociación Cultural “El Morrón” de Cuevas de Cañart, nos desplazamos a esta localidad, donde dicha Asociación en su Semana Cultural, dedicaban un día a la memoria de Santolea.

Para ayudar a recordar a este pueblo, les facilitamos varias fotografías del mismo, que fueron expuestas en el salón de actos del Ayuntamiento, las cuales en su mayoría fueron hechas en su día por nuestro amigo Dr. Miguel Perdiguer.

Nuestra primera visita fue al antiguo horno donde había una exposición de antiguas prendas de vestir y donde conocimos personalmente a otro amigo, Victor Sorribas, del que solamente tenía referencias.

A continuación nos trasladamos al Ayuntamiento para ver la exposición de fotografías, donde fuimos coincidiendo con varios conocidos y terminada la visita nos juntamos todos los que quisieron asistir al Hotel Don Iñigo de Aragón, donde sus propietarios, tuvieron la gentileza de prestar un salón, donde hacer una mesa redonda y poder comentar algunos detalles y donde se proyectó un documental de Santolea, grabado el año 1968, por un hijo de ese pueblo, Pedro Pérez y que sus primas, Montse y Angelita y sus respectivos esposos, se encargaron de pasar a DVD.

Esta Mesa redonda tuvo dos momentos muy emotivos, el momento que María. Hija de nuestra amiga Pilar Sangüesa, cantó una Habanera dedicada a nuestro pueblo. Durante la interpretación de la misma, hubo momentos de emoción.

Otro momento inolvidable fue cuando Aurora Sancho, hija de Santolea, dio lectura a un escrito suyo cargado de emoción, que veremos más adelante, puesto que merece un capítulo aparte.

El Horno
Hotel Don Iñigo
Mesa redonda
María en su actuación
Miguel Perdiguer y Auirora Sancho
Aurora Sancho Aurora Sancho

A continuación vemos el texto al que está dando lectura, al que hacíamos referencia antes.

Las Cuevas de Canart

15 Agosto 2012

No se si llegaré a leer lo que hoy mi corazón me dicta, sin que la voz se me quiebre, en agradecimiento a la Junta de la Asociación Cultural “El Morrón”, de la que yo formo parte, por este llamémosle homenaje a mi querido e inolvidable Santolea, que tanto hemos llorado los que nacimos allí. Porque están muy dentro de nuestro ser, todas las vivencias de nuestra niñez, las de nuestra adolescencia y aunque algunos llegamos a la mocedad en nuestro pueblo, siempre estuvo la amenaza de la ampliación del pantano y con él, la expropiación de todo lo que a él pertenecía.

Con ello llegó la demolición, muchas espinas clavadas en los corazones de los que sabíamos que nuestras casas desaparecían para siempre, de que nuestra Parroquia donde fuimos bautizados, confirmados y tomado la Primera Comunión, donde se celebraban las misas solemnes en honor a San Sebastián y San Antón, la torre mudéjar y muchos etc., corrían la misma suerte.

Santa Engracia y El Calvario, no fueron demolidos, pero de eso se ha encargado el tiempo y el abandono.

Ahora me centro en el presente, quiero expresar mi admiración y agradecimiento a D. Miguel Perdiguer y a José Aguilar aquí presentes, que tanto hacen porque el pueblo de Santolea siga de algún modo vivo, recopilando fotografías que colocan en internet, reuniendo por las fechas cercanas a Santa Engracia, a nacidos allí y a sus descendientes, celebrado todos juntos una comida en el Hostal de Castellote y con proyectos que no se sabe si llegan a realizarse, pero mientras, luchan por ello.

Muchas Gracias y todo el cariño de esta Santoleana, como lo sois vosotros también.

Queda patente en este homenaje, la simpatía que el pueblo de Cuevas de Cañart, conserva hacia el nuestro, lo demuestra además de la Junta, la presencia de las personas que han querido acompañarnos. Desde que desapareció nuestro pueblo, recogimos nuestras pertenencias en la casa de mi padre que heredó de su abuelo, cada año he convivido con estas personas, con las que mantengo una relación afable y hoy me siento una más entre ellos, no en balde, parte de mis raíces están aquí.

El grupo posando en las escaleras de la Iglesia