Santolea

Un Pueblo y un destino

Santolea hoy es un pueblo desaparecido, que a lo largo de su historia ha pasado por distintas fases.

En el siglo XIII, conocemos las primeras menciones sobre él, al arrendar tierras la Orden del Temple, a cinco vecinos.

Durante algún tiempo fue Masada de Las Cuevas, aunque la mayor parte de su historia, haya pertenecido a Castellote, primero como una de aquellas Masadas, que más tarde dio origen a los respectivos pueblos de la zona.

El aumento de población del siglo XVI, hizo que todos aquellos lugares que en un principio tuvieron la denominación de Masadas, fueran adquiriendo mayor importancia, transformándose en villas, que pronto reclamaron su independencia.

En 1411, los vecinos de Santolea, Dos Torres y El Alconzal, solicitan separarse de la iglesia de Castellote, por las dificultades para trasladarse, como en Santolea ya hay una capilla, piden que sea esta como sede conjunta para ambos.

En 1605, consigue su independencia y se inicia una época de prosperidad, la abundancia de agua, hace que se vaya creando una huerta, en la que se dan toda la clase de cultivos, entre ellos, el cáñamo y el lino, lo que facilitará la aparición de algunas profesiones, como sogueros y tejedores de lienzos, también las zonas más cercanas al río con más peligro de inundación, son plantadas de moreras, que también será una oportunidad para la cría del gusano de seda, por lo que todas estas profesiones, será un reclamo para que se instalen nuevas familias procedentes de los pueblos del entorno y así llegamos al año 1877, cuando alcanza su mayor población, 847 habitantes.

Los Valejos antes del Pantano

En 1885, la epidemia del cólera causará 71 defunciones, 24 menores y 47 adultos, esto sería un fuerte golpe para la población. Empieza el siglo XX y los presagios sobre este pueblo son poco optimistas, se está gestando la construcción de un pantano, que será el causante de su desaparición.

En 1919 se inician los trabajos preliminares y en Septiembre de 1927, empiezan oficialmente las obras. A partir de esta fecha, empieza el éxodo de sus vecinos, que tienen que dejar sus casas y tierras, en busca de nuevas oportunidades, los primeros serán los obreros, continuando los propietarios de tierras, que con el importe que reciban de la expropiación, compraran nuevas propiedades que les permita seguir con su profesión de labradores, siendo un grupo importante los que se instalan en La Litera (Huesca), también el Zaragoza o Alcañiz, otros lo harán en pueblos del entorno y los más audaces a Sudamérica.

Algunas familias seguirán en el pueblo y comprarán, o arrendarán las tierras y casas de los que se han marchado, aunque siempre pensando que un día u otro, también a ellos les tocará tomar el camino de la emigración.

Poco a poco las  familias van despareciendo del pueblo y el año 1970, se va la última. Hasta 1972 que se inicia la demolición, el pueblo queda a merced de los depredadores, que se afanarán en coger cuantas más cosas mejor, aunque luego queden abandonadas en un rincón. Son cortados olivos y llevada su madera para fabricar muebles y recuerdos, sin que nadie sepa quién los crió y cuidó y más tarde unas arcillas que en su origen fueron utilizadas por el Tejero con las que hacia tejas y ladrillos, se empieza la explotación de las mismas  a gran escala, que haya hecho desparecer la imagen de lo que fueron aquellas tierras.

Hoy cuando visitamos nuestro pueblo, sólo nos queda pensar, lo que el Pantano ha sido para crear riqueza en la Tierra Baja, las arcillas que diariamente se llevan los camiones para seguir creando riqueza y lo poco que nadie se acuerda de dar al pueblo, que no se ha merecido ni un cartel que nos recuerde lo que fue.

Lo que fue
Lo que es ahora